Coyhaique (Chile), el 25 de abril de 2022.
“Juntos Chile se recupera y aprende” es el nombre del plan presentado en diciembre por el Ministro de Educación, Raúl Figueroa. Pretende ser una hoja de ruta para el sistema educativo durante los próximos cuatro años. El objetivo es minimizar el impacto provocado por la pandemia Covid-19 intentando recuperar los aprendizajes integrales y el bienestar socioemocional de párvulos y estudiantes.
Para su elaboración, el MINEDUC realizó una encuesta a chilenos y extranjeros residentes mayores de 18 años, con 13.363 respuestas válidas a nivel escuela y 861 a nivel educación parvularia, desarrolló 303 cabildos entre agosto y septiembre pasado, incluyendo a 2.652 representantes de las comunidades educativas, y también 8 mesas de trabajo con expertos, 7 a nivel escuela y 1 a nivel parvulario.
Al analizar la metodología empleada, se observa una significativa diferencia entre la participación que hubo a nivel escuela y a nivel educación parvularia. El trabajo se realizó bajo un marco de referencia que entregó el gobierno que consta de tres ejes con 10 medidas, sobre las cuales se desarrolló la encuesta, los cabildos y las mesas de expertos, circunscribiendo la reflexión a temas como priorizar el contenido curricular, formación de equipos pedagógicos con foco en el uso de tecnologías, bienestar socioemocional con el fin de generar competencias y conocimientos para enfrentar los nuevos desafíos dentro del aula. Dota a todas las escuelas y jardines de conectividad de alta velocidad que les permita acceder a las diversas posibilidades y herramientas que entrega internet. Se proponen también herramientas para mayor libertad y flexibilizar la Jornada Escolar Completa, flexibilizar el uso de subvenciones, pero llama la atención que el resultado del trabajo, que se resume en 20 propuestas, no incluya un factor considerado hoy clave para el desarrollo integral, el bienestar y los procesos educativos durante la infancia: La naturaleza.

Son cientos los estudios realizados por investigadores e investigadoras de prestigiosas universidades alrededor del mundo, que dan cuenta sobre los positivos efectos que tiene la naturaleza en el proceso de aprendizaje. El estudio de Kuo, Barnes & Jordan de 2019, que integra varias investigaciones, señala que el campo ha madurado y recomienda generar políticas educativas que aprovechen estos beneficios. El patio verde, el barrio arbolado y los territorios naturales cercanos, como parques, orillas de ríos, lagos y playas tienen efectos positivos sobre las personas y hacen disminuir los niveles de ansiedad y estrés. Al unir naturaleza y educación, los estudiantes aumentan la motivación por aprender, la autodisciplina y la retención de las materias. De hecho, la exposición a ambientes naturales que son calmos y tranquilos genera en los estudiantes sensaciones de bienestar socioemocional que permiten concentrarse mejor y participar activamente en clases, lo que implica también el mejoramiento de la condición física.
Chile es desde hace años un país con graves problemas en cuanto a resultados de aprendizaje. Sabemos leer, pero no lo comprendemos. Hoy los indicadores de salud mental, depresión y suicidio entre los niños, niñas y adolescentes es alarmante. Tenemos malos hábitos de alimentación y serios problemas con la obesidad infantil. Es por esto que una política educativa a cuatro años debe incluir la naturaleza y las actividades pedagógicas al aire libre como parte central de los procesos educativos. Siguiendo los estudios, en comparación al aula, en la naturaleza los estudiantes mejoran los resultados académicos, el desarrollo personal y las habilidades blandas, pero además auguran más conciencia ambiental y mejores hábitos que protegen el medio ambiente.

Ante un escenario planetario desolador, con pandemia plenamente vigente, donde sabemos que la probabilidad de contagio disminuye significativamente al aire libre y la emergencia climática ya está haciendo sentir sus efectos, es vital que la política educativa proponga un marco de acción donde la naturaleza y la educación al aire libre sean la base del sistema educativo, para así asegurar el mejor bienestar socioemocional posible de toda la comunidad educativa y producir aprendizajes integrales significativos que eleven nuestro sistema educativo a uno de clase mundial. La naturaleza tiene un valor enorme, y cuidar nuestros territorios es clave para nuestro desarrollo humano.
La hoja de ruta planteada por el gobierno actual entrega ciertas herramientas de flexibilidad curricular a nivel de educación parvularia (lo que hay que ampliar a nivel escolar) y da espacios de innovación a los centros educativos. Profundiza y diversifica los planes de formación de docentes con enfoque territorial y local, que debe apuntar a la exploración real del entorno, no solo material educativo virtual, software o gestión de aprendizajes a distancia como indica el plan. En definitiva, como país debemos avanzar hacia una educación pública de calidad con un horizonte a largo plazo. En consecuencia, los resultados de los estudios de frontera y la evidencia científica en todo el mundo están indicando que la esperanza está afuera, en el contacto cotidiano con la naturaleza.
Texto y fotos : Matías Knust,
Director de la Fundación CIFREP.
Donar a la Fundación CIFREP en un clic. Somos una organización sin fines de lucro. Con tu aporte, ayudarás a desarrollar la mirada de la Fundación CIFREP en Latinoamérica. Tu apoyo nos permitirá seguir ofreciendo a todas y todos recursos y contenidos de calidad para una infancia cada vez más ligada a la naturaleza. Como Fundación CIFREP, apoyamos y desarrollamos investigaciones con la infancia sobre todos aquellos aspectos que la afectan. Potenciamos su autonomía, sus aprendizajes y su bienestar a través de la Educación en la Naturaleza. Realizamos consultorías y cursos, organizamos conferencias, conversatorios, webinars y talleres basados en los principios de la Convención Internacional de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño. Gracias por tu apoyo.